El Santa Caterina es un hotel de antigua tradición, situado a 1 km del centro de Amalfi, en una espléndida posición, con vistas al mar. Los jardines que lo rodean son realmente excepcionales: terrazas inclinadas hacia el mar, por un lado llenas de flores multicolores y exuberantes buganvillas, por otro de naranjos y limoneros. Una gran parte del terreno se cultiva como huerto, de modo que las cocinas se abastecen de verduras frescas en cada estación. En los últimos años, el hotel ha sido completamente renovado, siempre respetando escrupulosamente el estilo original, vagamente Art Nouveau, y en 1985 fue clasificado de 5 estrellas.
Las habitaciones, cada una diferente de la otra, han sido renovadas para ofrecer a los huéspedes el máximo confort; todas tienen balcón y vistas al mar, cada una cuenta con al menos una pieza de anticuario, y están equipadas con teléfono de línea directa, aire acondicionado, bañera de hidromasaje, minibar y TV en color vía satélite. Los cuartos de baño son un raro ejemplo de lujo refinado y funcionalidad: en los de las suites (algunas de ellas con dos cuartos de baño) se han instalado grandes bañeras “jacuzzi” con hidromasaje. De las 65 habitaciones, algunas se encuentran en la Villa Santa Caterina, situada en el centro de la plantación de cítricos.
El hotel cuenta con un centro de bienestar que ofrece tratamientos faciales y corporales, así como tratamientos de belleza, todos ellos elaborados con productos de un conocido fabricante francés y con frutas y hierbas del jardín botánico situado en el hermoso parque de Santa Catalina. El centro también está equipado con baño turco, sauna y ducha escocesa. El gimnasio con su sofisticado equipamiento deportivo, la piscina de agua de mar y el solárium con tumbonas y sombrillas están a disposición de los huéspedes de forma gratuita.
El hotel también dispone de una sala de conferencias totalmente equipada, con posibilidad de traducción simultánea previa solicitud.
La hora del aperitivo en el bar del hotel es siempre una ocasión especial: los cócteles clásicos y los tragos largos de lujo se sirven con un cuidado impecable, acompañados de salados calientes o canapés.
Mención aparte merece la zona marítima: a la cala rocosa con plataformas, la piscina de agua de mar y el gimnasio se accede a través de la arboleda de cítricos o por dos ascensores panorámicos empotrados en la roca: esta zona también cuenta con un eficaz servicio de bar.
El hotel también cuenta con dos restaurantes: el Glicine, galardonado con una estrella Michelin y dirigido por el chef Giuseppe Stanzione, y el Ristorante Al Mare, situado en la ladera que conduce al Beach Club.