La Piazza dei Dogi, cuyo nombre está vinculado a una antigua tradición popular que asocia a los dogos de la República Marítima con el gran palacio esquinero del lado sur de la plaza, es un ejemplo único de plaza medieval que aún existe.
En la Edad Media, la Piazza dei Dogi, antiguamente conocida como Piazza «dei Ferrari», era el barrio de los herreros y, además de sus talleres, allí se erigían cinco iglesias: la Iglesia de San Germano, la Iglesia del gremio de herreros dedicada a Santa Maria Ferrariorum, la Iglesia de SS. Cuarenta Mártires, la iglesia de S. Stefano de Platea y la de S. Antonio Abate. Con el tiempo, las distintas construcciones se incorporaron a las viviendas circundantes. En los siglos XIX y XX, la plaza se utilizaba como «spanditoio» para secar pasta.