Piazza Duomo

Durante la Edad Media, la Plaza del Duomo era uno de los puntos neurálgicos del centro de la ciudad, conocida entonces como platea Nova. La Platea se creó en el último cuarto del siglo XIII tras el cubrimiento del río Canneto. Además de los numerosos comercios, la platea Nova estaba dominada por la antigua catedral y, en la época normanda, por el Palazzo Pubblico con la capilla contigua de S. Pietro a Curte, que luego fue reemplazado por el Seminario Arzobispal, notable por el reloj de sol en su fachada, fundado en 1635 por el arzobispo Pichi.

En el lado sur de la plaza se encuentra la fuente (1760) conocida como la Fuente de San Andrés Apóstol o del Pueblo, restaurada en 2018 y situada antiguamente al pie de la escalera “scalea” monumental de la Catedral.

Alrededor de la plaza hay edificios de varias plantas que datan de distintas épocas. Detrás de la fuente se alza un palacio delimitado al este por la Via Mansone I y al oeste por la Porta della Marina, construida a finales de la Edad Media para albergar la sede de la nobleza. El mismo palacio albergaba la corte del «protontino», jefe de la armada amalfitana, que conservaba la copia original de la Tabula de Amalpha. Tras la abolición del Ducado en 1583, el edificio pasó a albergar la residencia del virrey gobernador español.

Frente a la catedral se alza un edificio amarillo ocre con elementos decorativos neoclásicos construido a finales del siglo XVIII.

Al este de la plaza, una larga escalinata conduce al atrio de la catedral consagrada a San Andrés Apóstol. La fachada románica actual, diseñada por los arquitectos napolitanos Enrico Alvino y Guglielmo Raimondi, se terminó en 1891 para sustituir a la barroca que se derrumbó en 1861.

En la nueva fachada se aplicaron escenas de mosaico sobre caricaturas de Domenico Morelli. El tímpano presenta una escena del Apocalipsis de San Juan, donde Cristo aparece como emperador bizantino, rodeado por los símbolos de los cuatro evangelistas y acompañado por los gobernantes terrenales que le rinden homenaje. En la banda inferior, encerrados en nichos arcaicos, están los doce apóstoles.

A primera hora de la tarde, los rayos del sol iluminan directamente los mosaicos, generando efectos únicos de luz y color. Los bocetos de los mosaicos pintados por Morelli se pueden ver en la Sala que lleva su nombre en el Ayuntamiento. La fachada fue objeto de una extensa restauración que finalizó en 2020.

Junto a la Catedral se alza el campanario, construido entre 1180 y 1276. La base está compuesta por macizos bloques cuadrados de piedra, mientras que los pisos primero y segundo hasta las cornisas presentan ajimeces y tríforas de estilo románico con columnas y capiteles clásicos. El campanario, distinguido por sus arcos entrelazados marcados por una serie de mayólicas amarillas y verdes, muestra una clara influencia morisca.

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