La Catedral de Amalfi es el monumento más importante de la antigua República de Amalfi. Formada por dos basílicas contiguas, una vez comunicadas, domina la plaza más característica de Amalfi, la Piazza Duomo, que siempre ha dictado el ritmo de la dolcevita amalfitana. La catedral más antigua, del siglo IX, dedicada a la Virgen de la Asunción, primera patrona de Amalfi, se construyó sobre los restos de otra catedral paleocristiana del siglo VI de forma románica de tres naves. Entre los siglos XVI y XVIII, lo que hoy se conoce como “Iglesia del Crucifijo” adquirió formas contrarreformistas y barrocas, para luego ser restaurada a su antigua estructura románica. La segunda catedral, dedicada al apóstol Andrés, protector de la diócesis de Amalfi, fue erigida en 987 a instancias del duque de Amalfi Manson I.
Destaca la puerta de bronce, encargada en Constantinopla por Pantaleone de Comite, mercader amalfitano que rindió homenaje al Episcopado en 1060. En el interior de la basílica, enriquecida en estilo barroco en el siglo XVIII, se encuentran los restos del apóstol Andrés, al que se vinculan rituales, creencias religiosas (como el Maná) y leyendas. Sin duda uno de los monumentos más fascinantes de toda la Costa Amalfitana, la Catedral reina sobre toda Amalfi. La actual fachada neomorisca con influencias neogóticas, recientemente restaurada, fue construida en el siglo XIX por un grupo de arquitectos dirigidos por Errico Alvino, tras el supuesto derrumbe de la original. El atrio de la Catedral conecta el campanario, el Claustro del Paraíso y la Iglesia del Crucifijo.