Conjunto Monumental de la Catedral

El Conjunto Monumental de la Catedral de Amalfi incluye el Claustro del Paraíso, la Cripta de San Andrés y el Museo Diocesano, que se encuentra en el interior de la antigua Basílica del Crucifijo.

El Claustro del Paraíso

El Claustro del Paraíso se utilizaba antiguamente para albergar los cuerpos de los nobles de Amalfi. Con su encanto oriental, armonizado por arcos entrelazados y pequeñas columnas, se construyó entre 1266 y 1268 con el objetivo de restaurar la sensación de conexión entre el cielo y la tierra. Paseando por las galerías, se puede admirar el corazón del claustro verde exuberante del pequeño jardín mediterráneo. Decoraciones de mármol, mosaicos, capillas funerarias, sarcófagos y frescos triunfan en el claustro. 
En el centro del lado norte del Claustro del Paraíso se encuentra una de las vistas más sorprendentes del campanario de la Catedral de Amalfi.

Cripta de la Catedral

La Cripta del Conjunto Monumental de la Catedral de Amalfi fue construida a principios del siglo XIII a instancias del cardenal Pietro Capuano, que el 8 de mayo de 1208 trajo directamente de Constantinopla los restos del patrón de Amalfi, San Andrés, a su regreso de la Cuarta Cruzada. El altar y la estatua de bronce de San Andrés, obra de Michelangelo Naccherino, discípulo de Buonarroti, se construyeron alrededor de la tumba del santo, situada en el centro de la cripta. La cripta, ricamente adornada, cuenta también con dos esculturas de mármol de San Esteban y San Lorenzo, esculpidas por Pietro Bernini. Conectado a la cripta está el milagro del Maná de San Andrés.

Museo Diocesano

La Basílica del Crucifijo, del siglo IX. es la catedral más antigua de la ciudad. Toma su nombre de un antiguo crucifijo de madera que se encontraba en el altar mayor. Desde 1996 alberga el Museo de Arte Sacro de la Diócesis de Amalfi. Aquí se conservan objetos de la historia religiosa de la diócesis procedentes de la catedral de San Andrés Apóstol y del territorio diocesano.

Se exponen objetos de los siglos XII y XVIII, como relicarios de plata, collares, cruces, jarrones y cálices, así como objetos de piedra, bajorrelieves de mármol, capiteles, fragmentos de mosaicos de la antigua fachada de la catedral, frescos, esculturas y estatuas de madera.